miércoles, 29 de agosto de 2018

Museos



Museos

En los últimos 30 años se han construido museos de arte moderno y/o contemporáneo en muchas ciudades españolas ambicionando probablemente el éxito que tuvo el Museo Guggenheim de Bilbao.

Muchos de ellos han seguido la pauta bilbaína de instalarse en un edificio proyectado por un arquitecto tan famoso como fuera posible y de una factura tan contemporánea como el arte a cuya exhibición están destinados.

Veamos:

IVAM-Valencia- Giménez&Salvadores-1989

CGAC-Santiago de Compostela-Álvaro Siza Vieira-1993

MACBA-Barcelona-Richard Meier-1995

Artium-Vitoria-José Luis Catón-2002

CAB-Burgos-Arrieta&F.Escribano&S.Escribano&Sáiz-2003

Centro José Guerrero-Granada-Jimenez Torrecilla&Gustavo Torner-2003

ES BALUARD-P. de Mallorca- J.yL.García Ruiz&Sánchez-Cantalejo&Tomás-2004

MUSAC-León-Mansilla &Tuñón-2005 
Centro de Arte Dos de Mayo-Móstoles-Vinuesa&Pérez Urruti-2008


Centro Botín-Santander-Renzo Piano-2017

En estos magníficos contenedores, situados en muchos casos en lugares privilegiados de la ciudad que los alberga, se lleva a cabo una actividad coleccionista y expositiva no exenta de polémica y, como no podía ser otra manera, lo más discutido es el significado de los términos arte moderno y arte contemporáneo.

El MUSAC de León es uno de los pocos que explica una de las condiciones que cumple su arte contemporáneo: el realizado a partir del año 1989, en el que la caída del muro de Berlín, la reestructuración de Europa y el fin de una política internacional caracterizada por la confrontación entre bloques marcan el inicio del paisaje global en el que vivimos en la actualidad.

Esa definición es muy precisa sobre el ámbito temporal del arte contemporáneo, pero no tanto sobre su contenido, aunque parece sugerir que éste tendría que tener una relación directa con, digamos, el paisaje político global.

Así pues, un bodegón por muy posterior que sea a 1989 no encajaría en la política expositiva del MUSAC y, dicho sea en términos generales, tampoco lo haría cualquier obra en la que el objetivo básico del autor sea la pura belleza o la expresión artística de un sentimiento.

Lo que, sin duda, sí forma parte del arte contemporáneo son obras realizadas en formatos tales como instalaciones o vídeos (más apropiados para la dimensión política que los formatos tradicionales) en las que se cuestiona el orden establecido, se denuncia alguna de sus disfunciones o, simplemente, se representan alguna de las inquietudes de sus autores. De hecho, una de las características comunes de la arquitectura de los edificios de los museos mencionados es la presencia de salas aptas para exhibir instalaciones de grandes dimensiones y utilizar tecnologías audiovisuales.

 De esa manera los directores y comisarios de los museos de arte contemporáneo han conseguido evitar su masificación y disfrutar con las críticas a sus decisiones por parte de, por ejemplo, algunos ciudadanos que discrepan del uso que le dan al dinero público y de muchos de los artistas locales que por muy vivitos que estén no tienen los atributos de contemporaneidad necesarios como para ser objeto de su atención.

Pero también hay excepciones.

Museo de Arte Abstracto Español-Cuenca

Como se aprecia en la foto, el edificio del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca no está firmado por ningún arquitecto famoso y, en lo artístico, sigue una olítica expositiva coherente desde su apertura en 1966 que ha merecido un amplio reconocimiento nacional e internacional..

MuRAC-La Rioja

Y el Museo Riojano de Arte Contemporáneo es un museo que ni siquiera tiene un edificio.

En el MuRAC, las obras no están dentro del museo, sino que el museo está donde se encuentra las obras.

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