jueves, 1 de junio de 2017

Toledo




 Toledo ha sido un tema recurrente en la pintura española y probablemente uno de los motivos para ello (junto con la importancia histórica de la ciudad) sea la continuidad de su casco histórico y su entorno cercano. Las fotos anteriores (la de la izquierda tomada de Google Earth y la segunda de un folleto turístico municipal) ilustran su estado actual.     

 


El Greco, Vista de Toledo, 1598-1599, Metropolitan Museum, NY
El Greco, Vista y Plano de Toledo, 1610-1614, Museo del Prado
Los dos cuadros anteriores son referencias ineludibles para los pintores posteriores y como El Greco no pretendió en ellos una representación totalmente realista de la ciudad sino de dos “visiones” de la misma (nótese en el cuadro del Met la poca densidad del espacio urbano y la alteración de la posición de la Catedral respecto al Alcázar contrastando con la complejidad del cuadro del Prado) esa será la lección a tener en cuenta.
Siglos después, Manuel Bartolomé Cossio (puede verse actualmente en Madrid la exposición “El Toledo de Cossío y la Institución Libre de Enseñanza) renueva el interés por la ciudad porque «Toledo es la ciudad que ofrece el conjunto más acabado y característico de todo lo que han sido la tierra y la civilización genuinamente españolas. Por esto, el viajero que disponga de un solo día en España, debe gastarlo sin vacilar en ver Toledo».
Uno de los pintores que atendió esa llamada fue Ignacio Zuloaga.

Zuloaga, Retrato de Maurice Barrès, 1913

Zuloaga, Paisaje claro de Toledo, 1932, Museo Ignacio Zuloaga
 En el primero de los dos cuadros anteriores, Marice Barrés contempla un Toledo crepuscular mientras que en el segundo Toledo aparece bajo una luz más clara. En los dos el espacio ocupado por la trama urbana es mínimo al igual que en la  Vista de Toledo del Met.
A diferencia de ellos, en el siguiente se diría que Toledo está iluminado por un relámpago.

Zuloaga, Vista de Toledo, Museo de Bellas Artes de San Fernando
La atracción de Toledo en las primeras décadas del siglo XX no se limitó a los pintores españoles y sirva como botón de muestra esta “visión” de Diego Rivera mucho más optimista y luminosa.

Diego Rivera, Vista de Toledo, 1912
Como no podría ser otra manera, también contamos con “visiones” no figurativas de Toledo.
 
Benjamin Palencia, Toledo,  1954, Museo del Prado
En este cuadro, incluido en la exposición mencionada anteriormente, la “visión” del pintor se concentra en el casco histórico de la ciudad rodeado por el rio Tajo y en los monumentos más significativos que se encuentran en su interior. Aunque no es una pintura realista, hay suficientes pistas para identificarlos.

Rafael Canogar, Toledo, 1960
Al tratarse de un cuadro totalmente abstracto, el espectador debe buscar la relación de este cuadro con la ciudad de Toledo en el terreno de las sensaciones.

Franz Erhard Walther, Toledo, 1968
Este dibujo, incluido en la  actual exposición de Franz Erhard Walther en el Palacio de Velazquez de Madrid incide, siguiendo la línea del anterior cuadro de Benjamin Palencia, en la captura de las formas esenciales que están presentes en la ciudad de Toledo y ese es también el propósito del siguiente cuadro de Oyonarte.

Oyonarte, Toledo polimórfico 2014

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