Museos
En los últimos 30 años se han construido
museos de arte moderno y/o contemporáneo en muchas ciudades españolas
ambicionando probablemente el éxito que tuvo el Museo Guggenheim de Bilbao.
Muchos de ellos han seguido la pauta
bilbaína de instalarse en un edificio proyectado por un arquitecto tan famoso
como fuera posible y de una factura tan contemporánea como el arte a cuya
exhibición están destinados.
Veamos:
IVAM-Valencia- Giménez&Salvadores-1989
CGAC-Santiago de Compostela-Álvaro Siza Vieira-1993
MACBA-Barcelona-Richard Meier-1995
Artium-Vitoria-José Luis Catón-2002
CAB-Burgos-Arrieta&F.Escribano&S.Escribano&Sáiz-2003
Centro José Guerrero-Granada-Jimenez
Torrecilla&Gustavo Torner-2003
ES BALUARD-P. de Mallorca- J.yL.García Ruiz&Sánchez-Cantalejo&Tomás-2004
MUSAC-León-Mansilla &Tuñón-2005
Centro de Arte Dos de Mayo-Móstoles-Vinuesa&Pérez
Urruti-2008
Centro Botín-Santander-Renzo Piano-2017
En estos magníficos
contenedores, situados en muchos casos en lugares privilegiados de la ciudad
que los alberga, se lleva a cabo una actividad coleccionista y expositiva no
exenta de polémica y, como no podía ser otra manera, lo más discutido es el
significado de los términos arte moderno
y arte contemporáneo.
El MUSAC de León
es uno de los pocos que explica una de las condiciones que cumple su arte contemporáneo: el realizado a
partir del año 1989, en el que la caída del muro de Berlín, la reestructuración
de Europa y el fin de una política internacional caracterizada por la
confrontación entre bloques marcan el inicio del paisaje global en el que
vivimos en la actualidad.
Esa definición es
muy precisa sobre el ámbito temporal del arte
contemporáneo, pero no tanto sobre su contenido, aunque parece sugerir que
éste tendría que tener una relación directa con, digamos, el paisaje político
global.
Así pues, un
bodegón por muy posterior que sea a 1989 no encajaría en la política expositiva
del MUSAC y, dicho sea en términos generales, tampoco lo haría cualquier obra en
la que el objetivo básico del autor sea la pura belleza o la expresión
artística de un sentimiento.
Lo que, sin duda,
sí forma parte del arte contemporáneo son obras realizadas en formatos tales
como instalaciones o vídeos (más apropiados para la dimensión política que los formatos tradicionales)
en las que se cuestiona el orden establecido, se denuncia alguna de sus
disfunciones o, simplemente, se representan alguna de las inquietudes de sus
autores. De hecho, una de las características comunes de la arquitectura de los
edificios de los museos mencionados es la presencia de salas aptas para exhibir
instalaciones de grandes dimensiones y utilizar tecnologías audiovisuales.
De esa manera los directores y comisarios de
los museos de arte contemporáneo han conseguido evitar su masificación y
disfrutar con las críticas a sus decisiones por parte de, por ejemplo, algunos ciudadanos
que discrepan del uso que le dan al dinero público y de muchos de los artistas
locales que por muy vivitos que estén no tienen los atributos de contemporaneidad
necesarios como para ser objeto de su atención.
Pero también hay
excepciones.
Museo de Arte Abstracto Español-Cuenca
Como se aprecia en la foto, el edificio
del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca no está firmado por ningún
arquitecto famoso y, en lo artístico, sigue una olítica expositiva coherente
desde su apertura en 1966 que ha merecido un amplio reconocimiento nacional e
internacional..
MuRAC-La Rioja
Y el Museo Riojano de Arte
Contemporáneo es un museo que ni siquiera tiene un edificio.
En el MuRAC, las obras no están
dentro del museo, sino que el museo está donde se encuentra las obras.