En el Museo del
Prado puede verse actualmente una exposición de obras de Giacometti y nada
mejor que ver tres imágenes de ella para apreciar su contenido.
"La Piazza" en la sala
de Las Meninas
"La
Piazza" es un conjunto de cuatro obras -Mujer alta III, Mujer Alta IV,
Cabeza grande y Hombre que camina- que fue concebido hace 61 años como un
proyecto escultórico monumental para Nueva York pero que no llegó a
materializarse.
“El carro” frente a Carlos V en la batalla de
Mühlberg de Tiziano
“El carro” es la obra en la se ve a una mujer
subida sobre dos ruedas gigantes, suspendida en un equilibrio entre el
movimiento y la quietud.
"Mujeres de Venecia" junto a "El
Lavatorio" de Tintoretto
Las siete figuras de "Mujeres
de Venecia" fueron expuestas (junto a una octava) en la Bienal de Venecia
de 1956.
En exposiciones como esta en las
que unas obras invitadas comparten espacio con obras propias de la entidad que
la organiza suele apelarse al diálogo entre ellas como justificación de su realización.
Un posible ejemplo de ese diálogo sería el
que tendría lugar entre Las Meninas de Velázquez y las variaciones de ese
cuadro que pintó Picasso en 1959, tres de las cuales se muestran seguidamente.
Pablo Picasso-Variaciones de Las Meninas de
Picasso
Y también puede citarse el que tuvo lugar cuando
se expuso en el año 2010 en el propio Museo del Prado el cuadro “Las Meninas de
Picasso” de Richard Hamilton, un buen conocedor de las obras de Picasso.
Richard Hamilton-Las Meninas de Picasso
¿Hay algún tipo de diálogo entre
las obras de Giacometti y sus vecinas de Velázquez, Tiziano y Tintoretto? La
imaginación es libre pero la razón no. No lo hay. De
hecho, todo lo que puede leerse al respecto en la documentación de la
exposición es que a Giacometti le gustaban Durero, Rafael, Tintoretto, El
Greco, Goya o Velázquez. ¿A quien no?
¿Cuál puede ser entonces la
justificación de la exposición de Giacometti?
No puede ser otra que la apertura
del Museo del Prado a la escultura contemporánea en
sus salas nobles y hay que aplaudirla porque es una opción win-win: no quita espacios expositivos a la colección del Museo y contribuye
a aumentar el número de visitantes, ya sean los atraídos por el arte
contemporáneo o los que lo consideren un sacrilegio y quieran verlo con sus
propios ojos.
La elección de
Giacometti para abrir la veda es perfecta. Se trata de un artista de gran
prestigio, hay un banco suizo por medio y su obra escultórica es lo suficientemente
esbelta como para que el espacio ocupado sea perfectamente compatible con el
funcionamiento diario del Museo.