El Museo
Reina Sofía expone en el Palacio de Cristal de Madrid desde el 6 de octubre de
2017 al 1 de abril de 2018 la escultura/instalación Palimpsesto de la celebrada
artista colombiana Doris Salcedo concebida como un homenaje a los miles de
personas que se ahogan en el Mediterráneo al intentar llegar a Europa en busca
de una vida mejor.
Se trata de
un proyecto realizado por encargo del Museo Reina Sofía para ese espacio tan
singular situado dentro del Parque del Retiro de Madrid.
En esa instalación
el pavimento del Palacio de Cristal ha sido estructurado para que
aparezcan/desaparezcan cíclicamente nombres de migrantes ahogados mediante
gotas de agua proyectadas desde su interior hacia su superficie externa, de
apariencia arenosa. Los visitantes pueden pasear por el recinto observando ese
proceso evitando pisar esos nombres.
En palabras
del propio Museo, “la artista colombiana
visibiliza así uno de los hechos más dramáticos e ignominiosos de la nuestra
historia reciente: la muerte de miles de personas en las aguas del Mediterráneo
ante la indiferencia, cuando no (in)consciente complicidad, de una sociedad
europea anestesiada y en peligrosa deriva hacia un cierre identitario”.
En estas
fotos pueden verse los nombres MEHARI y RADIA superpuestos sobre trazas de
nombres anteriores.
Y en estas otras
pueden observarse las gotas de agua que van apareciendo en la superficie para escribir
un nuevo nombre.
Si tenemos en
cuenta que, según la RAE, Palimpsesto es “Manuscrito
antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente”
no hay duda de que la elección de esa palabra como título de la exposición ha
sido muy acertada.
La idea de documentar los nombres de las
víctimas de las tragedias humanas es muy antigua. Sin ir más lejos, a pocos
metros del Palacio de Cristal, frente a la estación de Atocha, los nombres de
las víctimas del 11-M están escritos en las paredes de un (fallido) monumento conmemorativo
de esa tragedia.
Ahora bien,
la obra de Dora García (y de su equipo técnico) no es un simple memorial sino
una obra de arte al representar de una manera muy potente visualmente la
naturaleza de la tragedia mostrando por un lado la continuidad del flujo de
ahogados sin que nadie lo detenga mediante la cíclica desaparición de sus
nombres y su reemplazo por nombres nuevos y utilizando, por otro lado, de gotas
de agua sobre arena como como el instrumento de escritura de los nombres.
Podría haber
sido incluso más ambiciosa si los nombres de los ahogados se escribieran en su
propia lengua, pero si la instalación ha requerido 10 Km. de tuberías bajo el
pavimento para poder escribir los nombres con los caracteres del alfabeto
español ya se comprenden las dificultades técnicas que implicaría escribir los
nombres en todas las lenguas de las víctimas.