jueves, 13 de julio de 2017

Meninofilia



Hasta el siglo XIX los artistas españoles solo podían demostrar su admiración por Las Meninas de Velázquez haciendo copias más o menos respetuosas de la obra del maestro como la realizada por Goya que se muestra seguidamente a su lado.
  
                          
En el siglo XX Picasso dispara la meninofilia al dedicarse exclusivamente durante varios meses en 1959 a pintar 44 “variaciones” del cuadro de Velázquez o de alguno de sus personajes que hoy pertenecen al Museo Picasso de Barcelona. 
  En esas "variaciones", haciendo un ejercicio de metapintura, Picasso utiliza un lenguaje esencialmente cubista, realzando determinados elementos compositivos y alterando, en su caso, el papel que juega en el cuadro cada uno de sus personajes. 
 

 En este caso engrandece de manera notable al pintor y desfigura las imágenes de los reyes en el espejo. Para Picasso el rey no es Felipe IV sino Velázquez.




 En estas dos variaciones Picasso lleva al límite sus interpretaciones cubistas pero mantiene a la Infanta Margarita como la figura central al igual que en el original. 
Picasso también realizó variaciones de alguno de los personajes del cuadro y en particular de la Infanta Margarita.
   
 
Para comprender el éxito de las variaciones de Picasso basta contemplar la siguiente obra del artista pop británico Richard Hamilton, titulada Las Meninas de Picasso, que se expuso en el Museo del Prado en 2010.


 En un ejercicio de metapintura al cuadrado, Hamilton pone a Picasso en el lugar de Velázquez (sustituyendo, claro está, la cruz de Santiago por la hoz y el martillo) y los personajes del cuadro (salvo el de la Infanta Margarita) ya no tienen sus propias caras sino las de unos personajes picassianos.
Estando ya bien consolidada la meninofilia, la obra de Manolo Valdés sobre el tema, tanto pictórica como escultórica, le ha dado una dimensión popular considerable.




Esta es una escultura suya instalada en una plaza de Alcobendas en el año 2000 y las mostradas seguidamente son esculturas instaladas temporalmente en la Plaza Mayor de Valladolid en 2008 y que también han sido expuestas en otros lugares.


 


Las meninas de Valdés -pues así se las llama-, que han alcanzado un carácter icónico indudable, proceden de la Infanta Margarita de Velázquez como se muestra seguidamente.



Y en la ideación de ese icono, Valdés, siendo fiel al original, ha optado por unas formas acampanadas que lo alejan de otras alternativas y, en particular, de las formas cubistas de Picasso como se muestra seguidamente.
 

Lo curioso del caso es que las meninas de Valdés no representan en rigor a las verdaderas meninas del cuadro de Velázquez que son las dos jóvenes que atienden a la Infanta Margarita (dos personajes históricos reales: Isabel de Velasco y María Agustina Sarmiento de Sotomayor) sino a la propia Infanta. De hecho, según el Diccionario de la Real Academia una menina es “una niña de familia noble que entraba en palacio a servir a la reina o a sus hijas”.
Así pues, con las meninas de Valdés también se ha creado un nuevo significado para la palabra “menina”: representación pop de una mujer vestida a la moda de la corte española del siglo XVII (como las que aparecen en el cuadro Las Meninas de Velázquez).

No hay comentarios:

Publicar un comentario