Este verano
el MOMA ofrece cinco exposiciones temporales.
Frank Lloyd Wright at 150: Unpacking the Archive
La primera,
coincidente con el 150 aniversario del gran arquitecto norteamericano Frank
Lloyd Wright, comprende obras realizadas entre 1890-1950 incluyendo dibujos
arquitectónicos, modelos, fragmentos de edificios, películas, emisiones de
televisión, publicaciones, muebles, vajillas, textiles, pinturas, fotografías y
libros de recuerdos. La imagen de la exposición es un dibujo de 1955.
Ian Cheng: Emissaries
La segunda muestra
la trilogía Emissary (2015-17): tres obras que consisten en simulaciones
generadas por ordenador que evolucionan sin cesar como ecosistemas autónomos.
Están pobladas por un elenco de personajes y vida silvestre que interactúan,
intervienen y se recombinan en narrativas abiertas.
Las obras se
presentan en pantallas de gran tamaño para que cada simulación se desarrolle en
tamaño natural, posicionando a los espectadores como observadores que pueden
seguir las vidas de sus personajes.
Robert Rauschenberg: Among Friends
La tercera presenta
más de 250 obras de Robert Rauschenberg y está enfocada a destacar su
colaboración con otros artistas, un aspecto relevante de su práctica que él
había definido en frases como “My whole
area of art has always been addressed to working with other people” y “Ideas are not real estate”.
En el texto
del MOMA se señala que Rauschenberg inició su carrera a principios de los años
cincuenta, cuando el expresionismo abstracto estaba en su apogeo, que el
desafió esta tradición con un acercamiento igualitario a los materiales,
incorporando materiales del mundo diario en su arte y que, trabajando en
colaboración con artistas, bailarines, músicos y escritores, inventó nuevos
modos interdisciplinares de la práctica artística que contribuyeron a abrir
nuevas alternativas al arte.
Stanya Kahn: Stand in the Stream
La cuarta exhibe
Stand in the Stream, una película
digital sobre la vida, la muerte y la inextricabilidad de lo personal con lo
político. Realizada durante seis años y filmada en múltiples formatos de
cámara, capta momentos candentes en chats en línea, en el hogar, en la
naturaleza y en las calles, siguiendo la trayectoria del deterioro y la muerte
de una madre en medio de paisajes políticos y digitales cambiantes. El programa
del MOMA resalta que, desde el nacimiento de un niño hasta la aparición de la
demencia, desde la Plaza Tahrir hasta Standing Rock y la toma de posesión de
Trump, Stand in the Stream es una oda
contemporánea vibrante y urgente y una llamada a la acción.
Projects 107: Lone Wolf Recital Corps
El Lone Wolf Recital Corps es un colectivo
multidisciplinar de interpretación fundado en 1986 por el artista y músico
Terry Adkins 1953-2014) del que la exposición muestra videos documentales de
sus recitales junto con esculturas de Adkins. El proyecto expositivo también
incluye actuaciones en directo de miembros del colectivo.
Así pues, de
las cinco exposiciones temporales del MOMA en el verano de 2017 hay tres
digitales (las de Ian Cheng, Stanya Kahn y Lone Wolf Recital Corps), una con
diversos tipos de materiales (la de Frank Lloyd Wright) y una con un contenido pictórico (la de Robert
Rauschenberg).
Esa es una
tendencia imparable en la práctica museística actual que ha desbordado el
ámbito tradicional de las artes plásticas (pintura y escultura) para poder
abarcar todas las artes visuales, un término verdaderamente amplio pues cabe en
él todo lo que entra por la vista.
Aunque las
obras digitales tienen por el momento
un menor interés público que las obras plásticas tradicionales -y, en el caso
concreto del MOMA, su colección de pintura y escultura se lo pone desde luego
muy difícil- los museos tienen buenas razones para prestarles atención:
- Les permite
intervenir en la valoración de las obras de arte en fases tempranas de su
creación en contra de lo que sucedía en el pasado cuando la obra plástica solo
accedía al museo tras adquirir un reconocimiento público externo al mismo.
- Con ellas
pueden ofrecer al público un material que, aunque no atraiga multitudes, les
confiere un aura innovador que está muy bien visto por las minorías influyentes
que mueven el arte actual.
- La
necesaria incorporación de la tecnología requerida por los contenidos digitales
les ayuda a quitarse el polvo que tenían, al menos en algunos casos, en la era
pre-digital.