En la calle
Doctor Fourquet de Madrid, muy próxima al Museo Reina Sofía, se han abierto en
los últimos años varias galerías que exponen a artistas emergentes. Para entender ese término nada mejor que un vistazo a las
exposiciones de otoño de nueve de ellas. Con ese propósito se reproducen
seguidamente imágenes y textos de las mismas.
Albano-“Nadie Nada Borra”-Galería Juan Riso
El trabajo de
Albano explora las problemáticas de la imagen de la sociedad contemporánea. Su
serie ATLAS es “un cementerio de
recuerdos, herencia de la alta densidad visual a la que estamos sometidos”.
El proceso pictórico, sus elementos y la dimensión temporal vertebran sus
reflexiones. En sus dibujos, pinturas y esculturas encontramos cartas de color,
paletas, cuadrículas, dameros, cruces de ajuste, notas o mediciones que
abandonan la sombra del lienzo para ser el tema principal de la obra.
“Me interesa rescatar y elevar a la máxima categoría el proceso
por el cual se construye una imagen. En esta sociedad dominada por las imágenes
lo único humano es el acto de crearlas, es más, las imágenes en sí ya no me
inquietan porque han perdido toda credibilidad”.
Con la
utilización de los tonos verdes que le caracterizan, Albano desarrolla un
discurso metapictórico donde reutiliza los residuos que genera el proceso de
creación de una imagen, Las obras resultantes están, ante todo, alejadas de
toda etiqueta convencional y clasificatoria. Únicamente los elementos
referenciales que se ordenan en el plano pictórico nos alertan de un mundo
conocido y medido por el hombre. “Consiste
en utilizar y reutilizar la pintura, en entender nuestro hábitat como desierto
donde convivimos irremediablemente con los elementos que nos ha dejado el
pasado”.
Ana Prada-“Perfección”-Galería Helga de Alvear
Perfección es el título que la artista Ana Prada ha elegido para su nueva exposición
en el espacio de la galería. Una rotunda declaración de intenciones que quiere
definir su práctica artística. En palabras de la propia artista «buscar la perfección es como perseguir rayos
de luna o como cazar sombras; inútil, pero eso no evita que los soñadores lo
intenten».
Los sueños de
Ana Prada consisten en dar con el jarrón perfecto, con la cuchara perfecta, con
la vela perfecta. A través de este tipo de sueños, se enfrenta con lo que se
podría denominar el problema de la silla de Platón: todas las sillas están
determinadas por la idea de silla, todos los panes por la idea de pan.
Para ella lo
más importante de su relación con la perfección es cómo se enfrenta con la
falta de ésta, promoviendo la repetición y modificación infinita. Por ello, las
piezas que presenta se basan en esa búsqueda constante y sin fin del objeto
perfecto, o al menos, del momento fugaz de la perfección.
Massimo Bartolini-“Bio Biblio”-Galería Bacelos
De manera
personal, la muestra adquiere el nombre por una derivación de la carpeta del
escritorio de su ordenador donde guarda el curriculum vitae. El cual, no es más
que un gran desfile de fechas y nombres; un poco como las lápidas del
cementerio.
El concepto
de girar (Turn) se encuentra también en la obra Table, con ella nos podemos imaginar al artista en su gesto
habitual de girar alrededor de la mesa del estudio, de mover las cosas como un
pensamiento mueve las imágenes. La mesa representa un ejercicio de partida al
ajedrez en solitario, la mesa es una orquesta y un solista a la vez. Table es una grabación del ruido que
hace el escritorio del estudio cuando lo desplaza arrastrándolo por el suelo.
No mueve las cosas que están arriba pero sí la mesa con todas las cosas encima.
Table es un sonido de un instrumento de viento que toca por fricción.
Joe Hamilton-“Remote Sensing”-Ipsum Galería
En Remote
Sensing, la primera exposición individual del artista australiano Joe
Hamilton en España, éste presenta obra nueva que le permite especular sobre el
efecto de la tecnología de teledetección en la representación del paisaje.
En las obras
expuestas, el artista utiliza las imágenes creadas a través de las tecnologías
de ‘remote sensing’ como una
oportunidad para investigar tanto sus posibilidades conceptuales inherentes
como las cualidades estéticas propias de estas técnicas de imagen especializada
sin necesidad de estar vinculado a un resultado técnico o científico.
A Kassen-“O”- Galería Maisterravalbuena
O es la
cuarta vocal del abecedario, aparece escrita como un círculo de un solo trazo,
la figura perfecta, la forma que contiene las demás formas, estamos ante una
curva que se prolonga para volverse a encontrar. Simbólicamente el círculo
representa lo absoluto, lo divino, la perfección, la igualdad. Al no tener
principio ni fin, tiene una fuerte ligazón con el sentido del tiempo y el
correr de las estaciones. Es el símbolo que hace girar la naturaleza entera con
su movimiento eterno. Es el Sol.
En la que
supone su cuarta exposición en la galería, el colectivo danés A Kassen emplea
esta forma primigenia para reflexionar en torno a los procesos de creación y
transformación que intervienen en sus obras. El tiempo es el que marcará el
resultado morfológico de las esculturas y la obra sobre papel que se presentan
en esta exposición. Este tiempo puede ser un instante o una secuencia
prolongada.
Las
esculturas de bronce pertenecen a la serie Pours, mostrada por primera vez en
España después de haber sido concebida como proyectos site-specific en KØS y
Aarhus, Dinamarca y en Kistefomuseet, Noruega. El contacto del metal líquido
caliente a 1000º y el agua fría hace que el bronce se solidifique en pequeños
modelos únicos de formas aleatorias, abstractas y orgánicas; posteriormente A
Kassen escoge aquellos que serán fundidos a una escala mayor. Las formas
resultantes son el producto de un fenómeno natural incontrolable en el que
interviene el agua, el metal y sus diferentes temperaturas y estados. En la
obra de A Kassen lo procesual siempre tiene un papel importante, el título
Pour, de hecho, apunta al proceso, ya que literalmente se refiere a la acción
de verter una sustancia. En este caso, el proceso es una reacción química
instantánea que tiene un ingrediente performativo en el que entra en juego el
azar, lo incontrolable e impredecible.
Miki Leal-“En la línea de fondo”-F2 Galería
Afirma David
Foster Wallace, el mejor y más intenso “narrador” del tenis, que “probablemente
es necesario cierto nivel de abstracción y formalidad (es decir, de “juego”)
para que un deporte posea cierta belleza metafísica”. Y es a partir de dicha
opinión, que se permite calificar el tenis como el deporte más bello que hay.
Una afirmación que con total seguridad comparte Miki Leal, acostumbrado a
convertir en eje de su trabajo sus mitologías personales, convertidas en
universos referenciales o espacios de connotación desde los que abordar lo que
constituye el núcleo central de su trayectoria: la pintura. Así ocurre con el
tenis, convertido, en este grupo de obras, en terreno de juego para dialogar
sobre el acto mismo de pintar, sobre géneros y formas, sobre la cultura, sus
signos y símbolos, y la manera de representarlos.
Martinho Costa-“Sombra de Terra Queimada”-Galería Silvestre
"Terra
de Sombra Queimada", es el nombre de uno de los pigmentos recurrentes en
la paleta de Martinho Costa. El artista ha tomado esta expresión como título de
su nueva muestra en relación, también, a la luz y la carga visual de la región
Mediterránea; la cultura milenaria que ha actuado como fuente de inspiración en
este proyecto: desde los fragmentos y patrones persas hasta la presencia
conceptual del azulejo tradicional.
En “Terra de
Sombra Queimada” el espectador puede descubrir sobre la superficie pictórica
pequeños fragmentos realistas. Pero también, líneas, manchas abstractas de
color y diferentes tipos de patrones que generan un conjunto aparentemente
libre, que convoca ecos próximos al lenguaje expresionista por su fluidez, y
movimiento.
No obstante,
lo que aquí ocurre es todo lo contrario. La antigua mano del pintor
expresionista, cargada de fuerzas ocultas, disparaba la pintura como si de
rayos en una tormenta se tratase. Pero la obra creada por Martinho Costa,
presenta un expresionismo de carácter cínico, simulado, digital. Cada línea,
mancha, fragmento de color ha sido íntegramente copiado partiendo de una matriz
original: una red compleja de píxeles en la que aparecen recogidos todos estos
elementos. Invirtiendo la idea de gesto libre que el expresionismo nos ha
legado, Martinho crea la imagen construyéndola a través de un gesto que, en
realidad, es un simulacro de libertad.
Guillermo Mora-“Los Fondos Remontan”-Galería Moises Pérez de
Albeniz
La obra de
Guillermo Mora no simboliza un punto entre dos disciplinas. No es un estadio
intermedio entre la pintura y la escultura. Y no puede entenderse en términos
binarios, como un objeto atrapado en un rango comparativo entre dos categorías
que entendemos sin dificultad. La obra de Guillermo es más un dispositivo que
un objeto. Un dispositivo inestable, inasible, que está constantemente
cambiando. Más parecido a una epidemia: que nace en el contacto y en el
contagio entre dos entidades, y que produce elementos que están siempre cambiando,
siempre convirtiéndose en otra cosa. Un color que nunca es puro, sino siempre
llegando a otro tono. El color se siente, pero también se siente el impulso. La
materia habla. Una masa de pintura sintética que se expande, se reseca y se
agrieta. Pero nunca está contenida, su expansión sigue sucediendo ante nosotros
en una escala casi imperceptible, incontrolable.
La obra de
Guillermo es también una obra abstracta. Una obra en donde los planos de color,
las gradaciones, volúmenes, interacciones, texturas, ausencias y presencias,
son elementos formales con los que el artista ha conformado su lenguaje. Este
lenguaje se sitúa en un momento histórico en donde es posible trazar una
trayectoria en la que el arte abstracto ha sobrepasado la condición de reliquia
modernista, o de práctica amateur decorativa, y que en últimos años remonta. En
este sentido, Guillermo tampoco se constituye como una entidad individual. Es
el resultado de una multiplicidad de voces: las protestas utópicas de los
abstraccionistas tempranos como Kandinsky, Malevich y Mondrian; la fe de Félix
González-Torres en el potencial político de la abstracción para penetrar la
existencia; hasta artistas más contemporáneos, como Ulrike Müller que utiliza
la abstracción para discutir cuestionamientos sobre prácticas feministas en
relación al cuerpo, y las políticas identitarias del presente, o Alan Ruiz,
quien busca encontrar un nuevo radicalismo y capacidades renovadas dentro del
arte formalista. De la misma forma, este interés ha sobrepasado la figura del
artista y existen casos como el de la curadora María Lind, quien mediante un
proyecto de investigación titulado “Abstract Possible” ha investigado la
abstracción formal en relación a lo que ella denomina como “estrategias de
retirada”, retomando la etimología Latina de la palabra abstracción
[Abstrahere] relacionada con verbos/acciones como retirar, remover o sustraer.
Wifredo Prieto-“En la mente de Dios”-Galería NoguerasBlanchard
Con un cuerpo
de trabajo maduro, la obra de Prieto se ha resuelto por medio de un sutil
lenguaje conceptual para comentar las heterogéneas realidades contemporáneas.
Se trata de un acercamiento poético a la realidad mediante apropiacionismos de
objetos y situaciones comunes.
Prieto en este contexto presenta una serie de
pieles de vaca, que tienen por su naturaleza marcas y variaciones en blanco y
negro inherentes a la piel. Por un lado, recuerdan a las manchas de tinta
empleadas en el test de Rorschach, una técnica de psicodiagnóstico utilizada
principalmente para evaluar la personalidad, y caracterizadas por su ambigüedad
y falta de estructuración. Tanto su carácter no figurativo como su ubicación en
la pared, aluden a la pintura abstracta abriendo de esta forma un dialogo con
la historia del arte, principalmente al contraste entre la tradición pictórica
y el origen y función contemporánea del ready-made.
En la mente
de Dios profundiza en los conceptos de contraste, de diferencia, de desigualdad
y de las implicaciones del azar en nuestra experiencia cotidiana. Pero sobre
todo indaga en la mente psicológica que crea estas ideas y que de una manera
poética-matemática busca desvelar una teoría para alcanzar la mente de Dios;
que no se restringe solamente al ámbito religioso sino que alude a lo
trascendental, cuyo sentido varía según el pensamiento y los contextos
particulares del individuo.
Tras el
vistazo a lo expuesto en Doctor Fourquet se diría que el criterio utilizado por
los galeristas para seleccionar a los artistas, dando por descontada la
posesión de un alto nivel competencia técnica (lo que sucede en todos los casos
como acreditan sus biografías), combina dos parámetros: la calidad artística y
el precio (moderado) de las obras.
Los dos
ingredientes básicos de la calidad artística en Doctor Fourquet son la
originalidad y el relato.
La
originalidad puede darse practicando la metapintura (Albano), buscando la
perfección del objeto (Ana Prada), dando forma escultórica a la reflexión
artística (Massimo Bartolini), utilizando imágenes creadas por sensores
situados en satélites (Joe Hamilton), creando la forma escultórica mediante un
fenómeno natural incontrolable (A Kassen), eligiendo el tenis como el tema de
las obras (Miki Leal), yuxtaponiendo imágenes conocidas (Martinho Costa),
eliminando el marco del cuadro para proporcionar inestabilidad a la pintura
(Guillermo Mora) o utilizando pieles de vaca (Wifredo Prieto). Esa variedad es
difícil de encontrar en las galerías de arte del centro de Madrid.
El relato de
lo hecho por el artista es necesario (aunque no imprescindible porque si lo
fuera no se trataría de obra de arte) para proporcionar el mayor nivel de
inteligibilidad posible a las obras (lo que, por otra parte, viene exigido por
su alto grado de originalidad) y por eso en Doctor Fourquet se proporcionan al
potencial cliente textos sobre las obras y los artistas elaborados,
generalmente, por personas distintas al artista.
¡Qué difícil
es ser artista plástico -y galerista- hoy día!
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