Entre las
manifestaciones artísticas actuales están adquiriendo una importancia creciente
las “instalaciones”, entendiendo por tal unas obras destinadas a su exposición
en espacios públicos para que sus visitantes puedan contemplar la realización
material de ideas, conceptos o preocupaciones de sus autores.
Sol LeWitt, Wall drawing 614 |
Esta
“instalación” formó parte de la exposición SOL LEWITT 17 WALL DRAWINGS que se
celebró en la Fundación Botín de Santander del 18 de Julio de 2015 al 10 de
Enero de 2016.
Fue pintada
por un equipo de dibujantes a partir de la siguiente instrucción de Sol LeWitt:
“trazar líneas de 8 cm.
de ancho” que creen “rectángulos al encontrarse en ángulos rectos”.
Se trata de
un ejemplo señero de arte conceptual pues lo importante no es tanto la materialización de la obra cuanto la idea que
subyace en ella que, de hecho, puede adoptar un número elevadísimo (por no decir
infinito) de realizaciones distintas.
Naturalmente
la idea permanece viva cuando se destruye la instalación al terminar la
exposición.
En esta
exposición el “Wall drawing 614”
se realizó utilizando líneas horizontales y verticales (respecto al espacio expositivo)
generando en una pared una compartimentación rectangular del espacio “a lo
Mondrian”.
Piet Mondrian, Composition in Red, Blue, and Yellow, 1937-42, MOMA |
Lo singular
de la idea subyacente en “Wall drawing 614” no es pues la “cuadriculación” en sí sino
su aplicación a la totalidad de una pared con líneas de una anchura de 8 cm. De esa manera la
retícula tiene una densidad suficiente como para dar sentido a su utilización
en una pared.
Las
“instalaciones” más frecuentes suelen ser, sin embargo, tridimensionales como
esta de Leandro Erlich, denominada “Changing Rooms” que se expuso en la
Fundación Telefónica del 23 de Febrero al 23 de Abril de 2017.
Consiste en
un conjunto de 30 celdas contiguas con una configuración interior similar a la
de los probadores de las tiendas de ropa sustituyendo los espejos por espacios
vacíos que permiten pasar de una celda a las contiguas.
Así pues
cuando se entra en “Changing Rooms” en vez de verse a uno mismo reflejado en un
espejo a quien se ve es a aquellos otros
visitantes que han entrado en el laberinto, que tampoco pueden reconocerse en
los esperados espejos de las celdas con el consiguiente desconcierto que es,
justamente, el objetivo de la instalación.
Ahora bien,
si como sucede en la foto anterior no hay visitantes próximos se produce el
efecto perverso de que, en lugar de desconcierto, lo que se percibe en el
pasillo del laberinto es orden.
Esta es una
segunda “instalación” de Leandro Erlich, denominada Nido de las Nubes.
Está formada
por varias vitrinas que contienen “nubes” con la forma de los mapas de España,
Italia, Francia, Luxemburgo, Bélgica, Reino Unido y Alemania sugiriendo que
esos países son más fugaces y porosos de lo que parecen o, tal vez, que sus
fronteras no están tan bien definidas como quiere la cartografía o, incluso,
que país es un concepto nebuloso.
Esta es la
vitrina de España y se supone que la ausencia de las Islas Canarias y las
ciudades de Ceuta y Melilla se debe exclusivamente a cuestiones técnicas de la
instalación.
Las
“instalaciones” tienen un futuro prometedor porque al suscitar la pregunta
¿esto es arte? generan una demanda
alternativa a la de las galerías y museos convencionales que resulta muy atractiva por muy
diversas razones:
- Ofrecen a los cada vez más abundantes espacios
expositivos un “nuevo” material que les permite ampliar su oferta.
- Son el vehículo apropiado para los cada vez más numerosos
artistas conceptuales.
- Requieren una mayor interacción con los espectadores
con la consiguiente necesidad de actividades paralelas (talleres, visitas
guiadas, etc).
- Su carácter efímero (ya que normalmente se destruyen
tras su exposición) está en perfecta consonancia con las tendencias dominantes
de la modernidad “líquida”.
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