La exposición
del Reina Sofía que lleva por título “Piedad y Terror en Picasso” y por subtítulo “El camino a Guernica”
está montada siguiendo un relato de los comisarios Timothy James Clark y Anne
M. Wagner sobre la obra previa de Picasso según el cual: “La muestra defiende
que Guernica no habría existido, que
no conoceríamos esa puesta en escena final de la tragedia a gran escala, con la
piedad como nota dominante, en el caso de que Picasso no se hubiera atraído
antes, obsesivamente, por esas extrañas situaciones de la humanidad in extremis”.
Entre los
cuadros de la exposición que ilustran esas "extrañas situaciones" se encuentran los tres
siguientes.
Las tres bailarinas, 1925, Tate Gallery |
Mujer en una butaca mía, 1929, The Menil Collection, Houston |
Figuras al borde del mar 1931, Museo Picasso, Paris |
Siendo
evidente que Picasso tuvo que estar influido necesariamente por su obra
anterior al abordar el Guernica, resulta poco convincente el relato de Timothy
James Clark y Anne M. Wagner porque hasta que pintó el Guernica Picasso no
trató el tema de la guerra a pesar que haber vivido de cerca tanto la primera guerra
mundial como la guerra civil española.
Y fue
precisamente la radical novedad de su representación de los efectos de la
guerra lo que explica el inmediato y fulgurante éxito del Guernica.
No es creíble,
por tanto, que el terror y la piedad que pueda apreciarse en sus personajes provenga de algunas de las múltiples versiones
del tema de “mujer en butaca” (sobre el que Picasso dijo a Malraux en 1945 “cuando yo pinto una mujer en un sillón es la
vejez y la muerte ¿no le parece?” ni tampoco de sus cuadros con figuras monstruosas al lado del mar que son
representaciones surrealistas de las/sus
mujeres y/o de las relaciones del pintor con ellas.
Es muy
revelador al respecto que, con motivo de la actual exposición de Josep Renau (que
cono Director de Bellas Artes de la España Republicana fue quien trasmitió a
Picasso el encargo de una obra para el Pabellón español de la exposición de
Paris de 1937) en el IVAM, Felipe Garín haya recordado que, cuando se celebró su
exposición de 1978 en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid
(MEAC), el propio Renau le contó que fueron a ver cómo iba el cuadro que le
habían encargado a Picasso, muy preocupados porque se hubiera dejado llevar por
su obsesión y pasión eróticas de entonces, por decirlo con palabras suaves. Los
visitantes “temían que fuera una sucesión
de tetas, vaginas, culos... me decía riéndose. Pero no fue así”.
Ahora bien, no
cabe duda que analizando el tratamiento de alguna de las figuras del Guernica
se pueden encontrar antecedentes para ellas en la obra anterior de Picasso.
En particular, se han citado los dos siguientes respecto a la figura central de
los fragmentos mostrados a continuación de ellas.
Desnudo en sillón rojo 5, 1929, Museo Picasso, Paris |
La Crucifixión, Picasso, 1930, Museo Picasso, Paris |
Finalmente cabría
señalar que si el Guernica fue el primer cuadro de Picasso sobre la guerra, sus
grandes cuadros posteriores sobre ese mismo tema confirman que esas obras
constituyen un capítulo muy singular en su pintura.
El osario, Picasso, 1945, MOMA |
Masacre en Corea, 1951, Museo Picasso, Paris |
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