lunes, 10 de abril de 2017

Street-Art



Desde hace algún tiempo la ciudad de Madrid es un territorio fértil para el street-art en sus diversas categorías.


Una de sus obras más celebradas fué este mural, titulado “Todo es felicidá”, pintado por Jack Babiloni en 2009 en la fachada de un edificio situado en el cruce de las calles Orellana y Campoamor. A pesar de su éxito popular, tuvo que ser destruido en 2016 por contravenir la normativa municipal.
Por el contrario, las siguientes intervenciones en paredes medianeras de Puerta Cerrada están totalmente consolidadas.
 

El graffiti más clásico se encuentra probablemente en muros de Lavapiés en obras como las siguientes.


La creciente profesionalización del graffiti se advierte en la ocupación de una parte considerable de los cierres metálicos de los locales de la ciudad con el consentimiento explícito o implícito de sus propietarios mediante intervenciones como estas.
 

La realización de obras de remodelación en edificios completos genera en ocasiones la aparición de instalaciones de street-art como esta cubierta de la fachada del inmueble de Castellana 1.


En otros casos, la realización de obras de reforma en locales comerciales conlleva instalaciones sobre las aceras como estas de la calle de Ortega y Gasset. 


Ocupan una parte considerable de la acera y suelen permanecer en ella durante un período de tiempo exageradamente largo para lo que sería razonable estimar para la duración de las obras. Se trata pues de magníficos ejemplos de arte conceptual pues consiguen demostrar que es más importante la marca de los objetos que los objetos en sí.


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