Los grabados anteriores pertenecen a
un album de catorce ejemplares realizado en 1946 por Robert Rauschenberg
utilizando como instrumento de impresión un bloque de madera con una cara
tintada de negro. El primer grabado es, pues, un cuadrado negro. Los
posteriores fueron impresos tras realizar sucesivas incisiones en el bloque de
madera. El objetivo del album es
representar el paso del tiempo.
Si la serie hubiera continuado el
último grabado hubiera sido un cuadrado blanco. Tal vez por eso, ya en
1951, Rauschenberg no pudo resistirse a
la tentación del blanco.
White Painting [three panel], 1951
|
En el caso español, el paso del negro
al blanco fue más tardío y, por ejemplo, un artista tan devoto del negro como
Millares solo sintió la tentación del blanco en la década de los setenta,
influido, al parecer, por un viaje al Sahara.
Manuel Millares, Antropofauna, 1971, Museo de Arte Abstracto Español, Cuenca |
Aunque generalmente se ha atribuido a
la herencia de la segunda guerra mundial la predilección por el negro de los
artistas informalistas en la segunda mitad del siglo XX y, por tanto, su
transición al blanco obedecería a la demanda de un tiempo nuevo, caben otras
interpretaciones.
En una exposición de 2013-2014 el
MOMA documentó exhaustivamente la influencia de Rauschenberg y muy en
particular de sus pinturas blancas en la famosa composición musical de John
Cage 4’
33’’ (4 minutos y 33 segundos durante los cuales un pianista está frente a un
piano sin mover un dedo) cuya primera audición (¿) tuvo lugar el 29 de Agosto
de 1952.
¿Habrá que pensar, pues, que en la pintura
abstracta el negro es la música y el blanco el silencio?
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